Dentro de los mariscos, los más populares en nuestra cocina son los moluscos y los crustáceos, es decir, los mejillones, las almejas, los berberechos, chipirones y semejantes. Estos merecen un análisis aparte del pescado, pues poseen nutrientes diferentes y valiosas propiedades para nuestro cuerpo.
Por tratarse de un ingrediente de origen animal, los mariscos ofrecen proteínas de alta calidad, pues contienen todos los aminoácidos esenciales. Son bajos en hidrato de carbono y la mayor parte de ellos tiene un bajo contenido graso, no alcanzando al 2% de su composición.
Sin embargo, muchos de ellos tienen una elevada proporción de colesterol, tal es el caso de los chipirones, los mejillones o los langostinos.
Todos tienen una alta densidad nutritiva, es decir, concentran muchos nutrientes saludables en su composición y aunque son ingredientes bajos en grasa, contienen valiosos minerales y vitaminas.
Dentro de los minerales, destaca su contenido en potasio, sodio, yodo y magnesio. Aunque en algunos ejemplares es especialmente importante el contenido de hierro, como en las almejas, berberechos y mejillones, y también, el contenido de calcio, como es el caso de los chipirones o langostinos.
Así, vemos que la riqueza nutricional de los mariscos es infinita, y pese a tantos nutrientes buenos, estos ingredientes concentran pocas calorías, pues no alcanzan las 100 Kcal por cada 100 gramos.